domingo, 1 de febrero de 2015

Susurros de la muerte

Me pregunto a dónde he llegado. Miro el lugar en el que diariamente camino y no es más que un hoyo oscuro y profundo que me consume más y más cada segundo, imperceptible pero imparable. Me preguntó, desde que nací hasta esta noche, de qué valió todo. Si de verdad todo aquello tuvo un significado. Los cortes, la sangre, la culpa, la humillación, los tóxicos, las adicciones, las noches enteras sin dormir, todos aquellos a los que defraudé, todos los que me defraudaron, los intentos fallidos de suicidio, la tristeza, el caer y levantarme cientos de veces incluso cuando ni siquiera tuve un propósito para nadar hacia la superficie.
Esta noche todo aquello parece invisible, inservible. Como si el viento se lo hubiese llevado todo, dejándome con un futuro mucho más perturbador que su pasado. Como si nada hubiese importado. Como si todo hubiese sido completamente en vano. Así es como me siento. Cayendo profundamente hacia el final del hoyo, preguntándome si acaso tiene un final, dudando primitivamente de su existencia y dejándome a mi misma, de todos modos, ser liberada por la caída.
Probablemente caeré en un final silencioso y mortal donde nadie pueda verme, donde nadie pueda ver la lucha que me llevó a mi muerte. E incluso con este entendimiento dentro mio, continúo. Quizás por el deseo de darle a todo un sentido, de no permitir que todo este dolor no haya tenido un valor, quizás por su amor y la simple terrorífica imagen de su rostro llorando sobre mi frío cadáver, quizás es la estupidez humana, la sublime estupidez humana que nos conduce a nuestros Infiernos y nuestros Paraísos.
Tal vez sea este el final, como muchos otros que he proclamado, sólo que este es experimentado mucho más oscuro y secretamente poderoso que los otros. Pero la duda, así como el susurro de la muerte, han de caminar para siempre conmigo.

2 comentarios: